Siendo la infancia, un periodo de cambios evolutivos tan rápidos y continuos, para el que ningún padre ha sido entrenado, es normal, que a
menudo, sientas confusión y no sepas si estás ayudando a tu hijo o hija de la mejor manera.
A veces son los centros educativos quienes te alertan de que algo va mal. Puede ser en su conducta, en sus relaciones con los iguales o los mayores, o en el rendimiento académico.
Otras veces eres tú quien te preocupas porque el niño o la niña se muestra con excesiva ansiedad, tristeza o enfadado de forma persistente. También puedes sentirte desbordado por sus problemas de conducta, como desobediencia y desafío, rabietas, conductas agresivas, celos…
Podemos ayudarte en cualquiera de estas situaciones, a menudo, con técnicas muy sencillas. También te aconsejamos pedir asesoramiento, si sabes a ciencia cierta, que el niño o niña ha pasado por alguna situación crítica o traumática, como el maltrato, el abuso sexual o el acoso de compañeros.
O si ha sufrido cambios importantes en su vida, como el divorcio de sus padres, el cambio de ciudad o colegio o la pérdida de algún ser querido. Te ayudamos a actuar con rapidez y eficacia para prevenir problemas futuros.
Queremos niños sanos y felices.
Cada problema y cada individuo son únicos. Por lo que hacemos una evaluación individualizada de tu situación y los objetivos que queremos conseguir.
A continuación te enseñaremos una serie de herramientas de comprobada eficacia que, adaptadas a tu caso concreto, te permitan reconducir la situación.
Son aspectos fundamentales el secreto profesional y que exista una buena alianza terapéutica.
Con esta perspectiva, os podemos dotar a los padres de herramientas muy útiles para interactuar con vuestros hijos de forma eficaz, atendiendo a la edad y nivel de desarrollo del menor.
Con ellas conseguirás ayudar a tu hijo a comprenderse mejor, a afrontar las dificultades y a desarrollar una buena autoestima. También existen técnicas efectivas para el propio niño, que le pueden ayudar a desenvolverse saludablemente en sus relaciones, a superar miedos, y a crecer de forma sana y feliz.
Esta terapia conjuga la terapia de juego tradicional con el manejo de técnicas operantes para los padres, siendo muy útil para trabajar problemas de desobediencia, hiperactividad, agresividad, problemas de conducta y conductas autolesivas o delictivas.
Se parte del juego como forma de aprendizaje natural de los niños, para que estos puedan expresar sus emociones de forma simbólica, y para poder aprender estrategias de enfrentamiento adecuadas, habilidades sociales y desarrollar su inteligencia emocional.
Se pueden utilizar juguetes simbólicos variados, teatralizaciones, métodos de expresión corporal, de creación artística o construcción. Es de gran eficacia en variedad de problemas, como las experiencias traumáticas (abuso sexual, acoso escolar, violencia), en los duelos de seres queridos, problemas de autoestima, ansiedad, alteraciones emocionales, déficit de atención…